En 1808, la invasión de España por las tropas napoleónicas
colocó a Goya en una situación delicada, ya que tuvo su puesto de pintor de
corte con Bonaparte. No se privó de plasmar los horrores de la guerra en obras
como El 2 de mayo y Los fusilamientos del 3 de mayo, que muestran
los acontecimientos de aquellas fechas en Madrid.
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